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PRIETO-RODADO et al.
INTRODUCCIÓN
El bosque seco tropical (BST) es un ecosistema
altamente amenazado a nivel global (Janzen, 1988).
Se encuentra a una altitud inferior a los 1200 m s. n. m.
y se caracteriza por una marcada estacionalidad con
temporadas secas que pueden durar entre cuatro y
siete meses (Cuellar, Nossa y Vallejo, 2022). En
Colombia, existen seis regiones de BST, entre las
cuales el valle del río Magdalena es la segunda más
extensa, abarcando el 21% del área total (Pizano et al.,
2015). No obstante, esta región ha experimentado una
de las mayores fragmentaciones, especialmente en el
departamento del Huila, donde la extracción de
recursos y el impacto de la ganadería han sido los
principales responsables de la degradación del
ecosistema (Vargas, 2015).
La desaparición del BST ha sido un proceso
gradual, lo que ha resaltado la necesidad de
implementar estrategias de conservación y
restauración de este ecosistema (Pizano y García,
2014). La mayoría de las estrategias de conservación
se han enfocado en los sistemas terrestres del BST,
dejando a los ecosistemas acuáticos asociados
relativamente poco estudiados. Esta falta de atención
ha llevado a la carencia de prácticas de conservación
específicas para los sistemas acuáticos (Kohlmann,
Vásquez, Arroyo, y Springer, 2021).
Para mejorar el conocimiento sobre los ecosiste-
mas acuáticos en el BST, los macroinvertebrados
acuáticos (MIA) pueden ser organismos modelo de
estudio ya que (1) su estructura refleja el estado
biológico y ecológico de los cuerpos de agua, lo que los
convierte en indicadores valiosos de la salud del
ecosistema (Segnini, 2003) y (2) la diversidad y
abundancia de estos organismos está fuertemente
influenciada por la composición fisicoquímica del
agua, la cual depende de la geología y la hidrología de
la cuenca, así como de las actividades antrópicas y el
uso del suelo (Roldán y Ramírez, 2022).
La quebrada El Neme, está ubicada en la
ecoreserva La Tribuna, una zona en proceso de
recuperación ambiental al norte del municipio de
Neiva, en el departamento del Huila (Ecopetrol, 2020).
Particularmente, esta ecoreserva hace parte de un
relicto de BST y colinda con un área de extracción de
petróleo (crudo) lo que la hace interesante en términos
de investigación y conservación por sus potenciales
impactos en el ecosistema (Montoya, 2021). Por otra
parte, las investigaciones realizadas en la reserva se
han centrado en comunidades terrestres, dejando de
lado la biota acuática (Salazar, Castrillón, Valenzuela,
y Amórtegui, 2015; Rosero y Dueñas, 2019).
En la presente investigación analizamos la
comunidad de MIA en la quebrada El Neme,
considerando el nivel de precipitación mensual y la
composición fisicoquímica del agua en cada evento de
muestreo. El objetivo principal fue identificar la
composición y diversidad de los MIA a lo largo de ocho
meses, y conocer su estructura ecológica mediante
análisis de ordenación relacionándolos con variables
hidrológicas y fisicoquímicas del cuerpo de agua.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de estudio: La microcuenca de la quebrada
el Neme se ubica en la región norte del municipio de
Neiva en el departamento del Huila (Colombia) y
pertenece a la zona hidrográfica del río Baché dentro
de la macrocuenca del río Magdalena (CAM, 2009).
Este sistema lótico tiene una superficie cercana a 692
ha. Se origina en la ladera oriental del filo Cerro
Chiquito, al noreste de la vereda San Francisco, a una
altura de 925 m s. n. m. Sus aguas desembocan en el
margen izquierdo del rio Baché, en territorio de la
vereda Tamarindo, a una altitud aproximada de 450 m
s. n. m. (Gutiérrez, 2017) (Fig. 1).
El clima en la cuenca es propio del BST, tiene una
marcada estacionalidad con temporadas secas que
pueden extenderse hasta siete meses (Janzen, 1988).
Las precipitaciones a lo largo del año oscilan entre 250
y 2000 mm con un promedio de 1346 mm, siendo más
intensa hacia finales del año. La temperatura diaria
ambiental varía entre 22 y 35 °C con un promedio de 27
°C (IDEAM, 2018). En términos generales, la quebrada
de estudio es un ecosistema perenne con variación de
cauce según la temporalidad (Ecopetrol, 2020). Sus
aguas son normalmente transparentes, aunque
pueden tornarse turbias en temporadas de lluvia. Su
clasificación trófica está entre aguas oligotróficas y
mesotróficas (Salazar et al., 2015).
A lo largo de la quebrada se identificó que los
sustratos dominantes son la grava, arena, guijarros y
cantos (Elosegi y Sabater, 2009), también que las
rocas grandes están cubiertas en su mayoría por
briofitas y biofilm, y que la hojarasca que hace parte del
cauce se acumula en las zonas de remanso cercanas a
la vegetación riparia. Nuestras estaciones de
muestreo se situaron en un rango de altitud entre los
436 y 655 m s. n. m. y se caracterizaron por diferencias
en el paisaje descritas en la Tabla 1.
Diseño experimental: Los eventos de muestreo
se realizaron mensualmente entre noviembre de 2021
y junio de 2022. Las estaciones de muestreo en la
quebrada se organizaron espacialmente con una
distancia de 50 metros de transecto, separadas entre
sí por un trayecto no menor a 100 metros de distancia,
considerando la facilidad de acceso a cada sitio.
En cada estación se recolectaron los MIA haciendo
uso de una red tipo Surber de 30x30 cm con malla de
150 micras (Rice, Baird y Eaton, 2017). De acuerdo
con las características del cuerpo de agua y siguiendo
los procedimientos propuestos por Ramírez (2006) y
Rueda (2002), se realizaron dos repeticiones en los
sustratos hojarasca, roca y sedimentos finos (arena,
grava y guijarros), con la finalidad de cubrir los
Bol. Soc. Zool. Uruguay (2ª época). 2024. ISSN 2393-6940Vol. 33 (2): e33.2.2