Boletín de la Sociedad Zoológica del Uruguay, 2025
Vol. 34 (1): e34.1.7
ISSN 2393-6940
https://journal.szu.org.uy
DOI: https://doi.org/10.26462/34.1.7
RESUMEN
Este trabajo realiza una primera aproximación a la
utilización de datos zooarqueológicos como indicadores
de condiciones paleozoológicas y paleoambientales en la
región de India Muerta (sudeste uruguayo) durante el
Holoceno medio-tardío. Se sintetizan los datos de
presencia taxonómica de cuatro sitios arqueológicos y se
analizan en forma comparada a través de un análisis de
correspondencia. Los resultados muestran que las
asociaciones taxonómicas pasadas son similares a las
actuales, y que hace 4000 años en esta región ya se
habían establecido las praderas y pastizales y estaban en
funcionamiento los humedales. Estas inferencias
coinciden con los modelos paleoambientales propuestos
a partir de registros paleobotánicos. El poder de este tipo
de análisis aún no ha sido explorado en nuestro país y
este trabajo muestra su utilidad y aplicabilidad.
Palabras Clave: zooarqueología, presencia/ausencia,
paleoambiente.
ABSTRACT
Archaeofaunistic data as a paleozoological proxy:
the fauna of the India Muerta region (Rocha,
Uruguay) during the late Holocene. This paper
makes a first approach to the use of zooarchaeological
data as indicators of paleozoological and
paleoenvironmental conditions in the India Muerta
region (southeastern Uruguay) during the mid-late
Holocene. Taxonomic occurrence data from four
archaeological sites are synthesized and analyzed
comparatively and through correspondence analysis.
The results show that the past taxonomic associations
are similar to the present ones and that 4000 years ago
in this region grasslands and pastures were already
established and wetlands were functioning. These
inferences agree with the paleoenvironmental models
that have been proposed for this region from
paleobotanical records. The power of this type of
analysis has yet to be explored in our country and this
work shows its usefulness and applicability.
Key Words: zooarchaeology, presence/absence,
paleoenvironment.
INTRODUCCIÓN
Los conjuntos zooarqueológicos son reservorios
de datos taxonómicos y tafonómicos aplicables a la
reconstrucción paleozoológica y paleoambiental (para
una revisión del tema ver Faith y Lyman, 2019). Una de
las ventajas de estos registros son las escalas
cronológicas y espaciales que expresan, que permiten
realizar inferencias para períodos recientes, como el
Holoceno, y para microrregiones específicas. Al mismo
tiempo, los marcos cronológicos de resolución fina que
construye la arqueología, en el orden de miles, cientos
o incluso decenas de años, sirven para evaluar
cambios menores en la oferta de recursos o
fenómenos de sobreexplotación de especies.
Los restos de fauna arqueológica brindan
información paleoambiental y paleozoológica a través
de la presencia/ausencia de taxones en regiones y
momentos dados, contribuyendo al conocimiento
zoogeográfico (e.g. Grayson, 2006; Politis, Prates,
Bol. Soc. Zool. Uruguay (2ª época). 2025. ISSN 2393-6940Vol. 34 (1): e34.1.7
EL DATO ARQUEOFAUNÍSTICO COMO PROXY PALEOZOOLÓGICO: LA FAUNA DE LA REGIÓN DE
INDIA MUERTA (ROCHA, URUGUAY) DURANTE EL HOLOCENO TARDÍO
1,2 3
Federica Moreno * , Natalia Alonso
1Departamento de Biodiversidad y Genética, Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable.
Avenida Italia 3318. Montevideo, Uruguay.
2Departamento de Arqueología, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación - Universidad de
la República. Av. Uruguay 1695. Montevideo, Uruguay
3Laboratorio de Arqueología Dr. Luis Alberto Borrero, Universidad Nacional de la Patagonia Austral.
Piloto "Lero" Rivera s/n, Campus Universitario. Río Gallegos, Argentina.
* Autora para correspondencia: federica.moreno@gmail.com
Fecha de recepción: 28 de octubre de 2024
Fecha de aceptación: 13 de diciembre de 2024
2
MORENO Y ALONSO
Merino y Tognelli, 2011). Los cambios morfológicos, las
variaciones de tamaño y peso, y el estado de salud de
los animales son indicadores de sus condiciones de
vida, y pueden ser el resultado de cambios
medioambientales, sobreexplotación o domesticación
(e.g. Luff y Bailey, 2000). En este sentido, los aspectos
biológicos de los animales en los sitios arqueológicos
contribuyen a reconstruir la historia ecológica, a la vez
que son relevantes para cuestiones de conservación y
manejo de recursos naturales. Hace casi dos décadas
los datos zooarqueogicos comenzaron a ser
utilizados para el abordaje de problemas de
conservación de especies, enmarcados en lo que se
ha denominado zooarqueología aplicada (Lyman,
1996; Wolverton y Lyman, 2009; Wolverton, Randklev
y Barker, 2011).
Los estudios tafonómicos, que constituyen parte
fundamental de los análisis arqueofaunísticos, brindan
información sobre la interacción de especies animales
con determinados elementos del entorno, así como
también con otras especies (Gifford-González, 1981;
Lyman, 1994). Tanto los carnívoros y los roedores,
como la entomofauna pueden dejar marcas
reconocibles en los huesos, que brindan datos
relevantes para las reconstrucciones paleoecológicas.
A su vez, la intensidad con que ocurren estos procesos
nos informa sobre la presión ecológica y la
disponibilidad de recursos para ese momento. Una alta
intensidad en la acción del carroñeo de parte de
carnívoros sobre las presas consumidas por los
humanos puede estar indicando escenarios de baja
densidad de presas o de alta densidad de
competidores, aspectos relevantes para una ecología
local (Lyman, 1987; Gifford-González, 1991).
De cualquier manera, deben tenerse en cuenta
ciertos problemas y límites de la aplicación de estos
datos a la reconstrucción paleozoológica y
paleoambiental. Uno de ellos es que estos conjuntos
no son el reflejo directo de la biota pasada ya que están
afectados, real o potencialmente por un conjunto de
fenómenos que los distingue de las acumulaciones
naturales, ya sean atricionales o catastróficas (Lyman,
1994). La presencia/ausencia de especies obedece a
varias causas posibles. Las especies presentes
pueden ser el resultado de su consumo humano, pero
también haberse integrado al registro arqueológico por
muerte natural en los sitios, durante y/o después de las
actividades humanas. A la hora de interpretar la
ausencia de uno o más taxones no se puede inferir que
no se dieron las condiciones ambientales requeridas
por los mismos. Su ausencia puede deberse a que no
formaban parte del espectro taxonómico explotado o
que no estaban en el área en el momento en que el sitio
fue ocupado. Sin embargo, la ausencia taxonómica
también puede deberse a que los restos se
acumularon y depositaron, pero no se preservaron, o
se preservaron, pero no se aplicaron métodos
correctos de recuperación, o se recuperaron, pero no
se identificaron correctamente (Lyman y Faith, 2019).
Por este motivo las inferencias paleozoológicas deben
focalizarse en las presencias taxonómicas más que en
las ausencias.
Por último, las historias tafonómicas particulares y
los procesos de formación de los sitios arqueológicos
van a afectar diferencialmente a los restos de fauna, y
su desconocimiento puede limitar la comparabilidad de
los conjuntos. Esta afirmación aplica para el caso de
las modificaciones por animales, pero también para las
modificaciones causadas por la vegetacn, la
preservación diferencial, y otros agentes que pueden
alterar la composición original de los conjuntos
(Gifford-González, 1991; Lyman, 1994; Borrero, 2011).
En este trabajo realizamos una primera aproxima-
ción a la utilidad de los datos zooarqueológicos como
indicadores paleozoológicos y paleoambientales para
la región del sudeste de Uruguay. Para ello, sintetiza-
mos la información taxonómica de conjuntos zooar-
queológicos recuperados en cuatro sitios monticulares
de la región de India Muerta, ubicada al norte del
departamento de Rocha. Los datos zooarqueológicos
se contrastan con las reconstrucciones paleoambien-
tales regionales para evaluar su utilidad como registro
complementario.
La región de India Muerta: contexto ambiental,
paleoambiental y arqueológico.
La región de India Muerta es una zona de tierras
bajas y lomadas que forma parte de la cuenca de la
laguna Merín, y se ubica en la zona norte del
departamento de Rocha (Uruguay). Está delimitada al
norte por el río Cebollatí, al noroeste por las sierras de
Averías, al este por el río San Luis y al sur por la sierra
de los Ajos (Fig. 1).
Posee una topografía plana con amplias
extensiones de bañados y humedales de agua dulce,
así como una importante red de cauces de agua. Esta
región sostiene una gran diversidad tanto vegetal
como animal en humedales, praderas húmedas,
praderas altas y montes (PROBIDES, 1999).
Los humedales se forman en las planicies bajas de
inundación, con cobertura de agua permanente
(PROBIDES, 1999). Poseen comunidades vegetales
hidrófilas, con diversas formaciones conocidas local-
mente como: “juncal” de Schoenoplectus californicus,
“totoral” de Typha spp. y “espadañal” de Rynchospora
corymbosa. Las gramíneas más comunes son las
orizoideas (Leersia hexandra, Luziola peruviana y
Zizaniopsis bonaerensis), las panicoides (Ehinochloa
helodes, Paspalum spp. y Paspalidium paludivagum) y
las poideas (Glyceria spp.) (Alonso, 1997).
En cotas levemente más altas se ubican las
praderas húmedas, zonas de suelos planos y mal
drenados que permanecen anegados en invierno. Las
formaciones vegetales principales son las praderas de
pastos cortos o uliginosas (Axonopus suffultus, A.
affinis, Stenotapharum secundatum y Paspalum
notatum), los pastos altos (Luziola peruviana y
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3Zooarqueología y paleoambiente en India Muerta (Rocha, Uruguay)
Echinochloa) y las formaciones dominadas por
Eryngium spp., conocidas localmente como
“Caraguatales” (Iriarte, 2003).
Por encima de las praderas húmedas se localizan
las praderas de altura sobre colinas y lomas, con
suelos bien drenados. Algunas de las especies
vegetales principales son Paspalum notatum, Setaria
geniculata, Axonopus compressus, Paspalum dilatum,
Aristida spp. (Iriarte, 2003).
Los bosques están representados por tres tipos: el
monte ribereño, que bordea los cursos de agua, y se
compone de especies de Anacardiaceae (Lithraea
brasilensis, Schinus longifolius), Euphorbiaceae
(Sapium spp., Sebastiania spp.), Myrtaceae
(Blepharocalyx salicifolius) y Ulmaceae (Celtis spp.);
los palmares en zonas bajas, que son concentraciones
de individuos de Butia odorata; y por último, el bosque
de montículos, que son formaciones vegetales
particulares que crecen sobre los cerritos y que se
componen de: Anacardiaceae (Lithraea brasilensis,
Schinus longifolius), Euphorbiaceae (Sapium spp.,
Sebastiania spp.), Myrtaceae (Blepharocalyx
salicifoliu, Eugenia uruguayensis, Myrceugenia
glaucensces), Phytolaccaceae (Phytolacca dioica),
Rutaceae (Fagara hyemalis), aceae (Salix
humboldtiana), Santalaceae (Jodina rhombifolia),
Sapindaceae (Allophylus edulis), Violaceae (Anchieta
parvifolia), Sapotaceae (Pouteria salicifolia),
Smilacaceae (Smilax campestris), Thymelaceae
(Daphnosis racemosa) y Ulmaceae (Celtis spp.),
además de herbáceas: Asteraceae, Bignoniaceae,
Caprifoliaceae, Commelinaceae, Lamiaceae y
gramíneas como Poa annua (Iriarte, 2003; del Puerto
et al., 2023).
Esta importante diversidad vegetal se corresponde
con una importante diversidad faunística. Entre los
mamíferos más abundantes se encuentran los roedo-
res medianos y grandes adaptados a humedales y
Fig. 1. Región de India Muerta con localización de los sitios analizados. 1) Los Ajos; 2) Puntas de
San Luis; 3) Isla de los Talitas; 4) La Viuda.
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MORENO Y ALONSO
praderas húmedas, como el carpincho (
hydrochaeris) y la nutria ( ). Estos
roedores alcanzan altas densidades poblacionales y
los ambientes acuáticos les proveen áreas de nidifica-
ción, alimento y refugio (Achaval, Clara y Olmos,
2004). Abundan también las ratas y ratones de bañado
(Deltamys, Necromys, Oxymycterus, Scapteromys y
Holochilus).
Las zonas de pradera son el hábitat de roedores,
como el apereá (Cavia sp.) y especies de cricétidos, y
de armadillos como la mulita y el tatú (Dasypus sp.), y
el peludo (Eufractus sexcintus) (Achaval et al., 2004).
El ecotono formado por bañados, monte y
pastizales constituye un hábitat particular donde se
encuentran tres especies de cérvidos neotropicales:
ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus),
adaptado a zonas de humedales y recientemente
extinto en nuestro territorio, venado de campo
(Ozotoceros bezoarticus), en pastizales, y guazubirá
(Subulo gouazoubira), en ambientes cerrados
(Mannise, Moreno y González, 2019).
Varias especies de marsupiales habitan en esta
región incluyendo a la comadreja mora (Didelphis
albiventris), y a la comadreja colorada (Lutreolina
crassicaudata). Ambas poseen un carácter generalista
y ocupan montes, pastizales y humedales (Achaval et
al., 2004).
Los carnívoros están representados por el mano
pelada (Procyon cancrivorus), el lobito de río (Lontra
longicaudis), los zorros (Cerdocyon thous y Lycalopex
gymnocercus) y el zorrillo (Conepatus chinga). Otros
mamíferos que habitaron esta zona están
regionalmente extintos: el pecarí (Tayassu tajacu), la
nutria gigante (Pteronura brasilensis), el oso
hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla), y el
jaguar (Panthera onca) (Achaval et al., 2004). Dentro
de los vertebrados terrestres destaca también el ñandú
(Rhea americana), ave corredora que habita en el
pastizal.
La reconstrucción climática del Holoceno para esta
región indica que hace aproximadamente 5.000 años
A.P. ya se habían formado los bañados (Iriarte, 2003;
Bracco, del Puerto, Inda y Castiñeira, 2005). El Holoce-
no medio y el tardío son períodos de transición climáti-
ca desde condiciones más áridas hacia condiciones
más húmedas y cálidas y finalmente el establecimiento
de las condiciones climáticas actuales. Se ha propues-
to una secuencia paleoambiental holocénica a partir de
registros botánicos (polen y fitolitos) (Iriarte, 2003,
2006b). El Holoceno temprano (entre 10000 y 6600
años A.P.) contó con condiciones relativamente más
húmedas y cálidas que el Pleistoceno tardío. El Holo-
ceno medio, entre aproximadamente 6600 a 4000
años A.P., se caracterizó por la inestabilidad y las osci-
laciones climáticas, con alternancia de momentos
secos y húmedos. Los picos de aridez dieron lugar a la
expansión de comunidades halófitas en las zonas
bajas y planas de los humedales de India Muerta. En
torno al 4000 años A.P. se registra el aumento masivo
Hydrochoerus
Myocastor coypus de Amaranthaceae/Chenopodiaceae conjuntamente
con la caída significativa de especies de humedales, lo
que indica una nueva y más intensa tendencia de dese-
cación. Con posterioridad comienzan a disminuir las
especies halófitas, representando el inicio de un perío-
do con condiciones climáticas más húmedas y esta-
bles (Iriarte, 2006). Durante este período seco se redu-
jeron las precipitaciones y la escorrentía, lo que puede
haber disminuido la recarga de agua superficial de los
humedales y cursos de agua. De cualquier manera, los
registros de polen y fitolitos y la presencia de turba
indican que los humedales de India Muerta no se seca-
ron y pueden haber permanecido como lugares de
concentración de recursos. Por el contrario, los pasti-
zales de las tierras altas pueden haberse secado,
aumentando las diferencias en el gradiente de recur-
sos entre las cotas bajas y altas (Iriarte, 2006). Las
condiciones climáticas actuales se establecen en torno
al 2500 años A.P. (Bracco et al., 2005).
A partir de la segunda mitad del S.XX, esta región
comenzó a ser transformada significativamente por las
actividades humanas, en particular la ganadería y la
posterior expansión de la agricultura para soja y arroz.
Estas actividades vienen de la mano de la desecación
y canalización de bañados, control privado del agua,
uso de fertilizantes industriales, etc. (PROBIDES,
1999) y tienen efectos ecogicos, sociales y
patrimoniales negativos (Fig. 2) (Gazzán, Gianotti y
Cancela, 2024).
Desde el punto de vista arqueológico, la región de
India Muerta constituye un hotspot por la cantidad de
2
sitios con cerritos: 706 cerritos en los 400 km
delimitados por el río Cebollatí, el río San Luis y la
sierra de los Ajos (Fig. 1 y 2) (Bracco, Inda y del Puerto,
2015; Gazzán et al., 2022; Cancela, Gazzán, Suárez,
Gianotti y del Puerto, 2024). Las investigaciones
arqueológicas regionales han intervenido hasta el
momento 4 conjuntos de cerritos: Los Ajos (Iriarte,
2006), Puntas de San Luis (Bracco, 2006; Bracco, del
Puerto e Inda, 2008), La Viuda (López Mazz, Moreno,
Alonso, Machado y Piña, 2022) e Isla de los Talitas
(Cancela et al., 2024). Estas investigaciones han
generado marcos cronológicos y paleoambientales,
propuesto funciones y modelos de formación para los
sitios y caracterizado la cultura material de sus
habitantes. Esta región se propone como el foco de
inicio de la tradición de construcción de montículos en
torno a los 5000 años A.P. (Bracco, 2006) en un
momento más árido y frío que el actual, aunque ya con
los bañados en funcionamiento. Los cerritos se ubican
tanto en cotas altas como bajas, aislados o en
conjuntos. Presentan formas variables (circulares,
alargados, irregulares) y diversas alturas (entre 7 m y
menos de 1 m). A su vez, un mismo cerrito puede
representar miles de años en su formación. Están
constituidos por tierra y otros restos materiales
antrópicos y naturales (restos de fauna,
enterramientos humanos y de perros, instrumental
lítico, cerámica, tierra quemada, etc.) (entre otros
4
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5Zooarqueología y paleoambiente en India Muerta (Rocha, Uruguay)
Fig. 2. Imagen satelital del área de estudio en dos momentos diferentes con localización de los sitios con cerritos en rojo: a)
1984 y b) 2023 (tomada de Gazzán et al., 2024).
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MORENO Y ALONSO
López Mazz, 2001; Bracco et al., 2008; López Mazz,
Moreno, Bracco y González, 2017).
Las interpretaciones sobre la funcionalidad de los
cerritos de la cuenca de la laguna Merín son muy
variables: espacios domésticos y de habitación,
tecnologías para habitar zonas inundables,
cementerios, lugares de cultivo, aldeas, marcadores
territoriales, hornos de pozo (entre otros López Mazz y
Gianotti, 1998; Cabrera, 1999; Iriarte, 2006a; Bonomo,
Politis y Gianotti, 2011; Gianotti, del Puerto, Inda y
Capdepont, 2013; Bracco, Panario, Gutiérrez, Duarte y
Bazzino, 2019; Milheira, Atorre y Borges, 2019).
MATERIALES Y MÉTODOS
Los datos que se presentan aquí se obtuvieron a
través de una revisión bibliográfica sistemática de la
arqueología de la región de India Muerta. Se utilizaron
las siguientes fuentes: publicaciones, anales de con-
gresos y tesis de grado y posgrado. El criterio de inclu-
sión de una fuente bibliográfica en el análisis fue la
presencia de datos de fauna arqueológica. Se extraje-
ron datos de determinación taxonómica de vertebra-
dos terrestres, información cronológica y datos de
localización ambiental de los sitios arqueológicos. No
se integró información sobre la ictiofauna debido a que
su estudio está aún en construcción. En relación con
las aves, no existen investigaciones específicas que
aborden este macrotaxón, y son muy escasas las refe-
rencias con identificación taxonómica a nivel de espe-
cie.El análisis se realizó en términos de presencia de
especies (Lyman y Faith, 2019) debido a que la desi-
gualdad que existe en el reporte de los datos dificulta el
abordaje cuantitativo. Mientras en algún caso se repor-
tan datos detallados de abundancia, incluyendo NISP
(Number of Identified Specimens), %NISP y MNI (Mini-
mum Number of Individuals), en otros se reporta una
única unidad cuantitativa, o incluso ninguna. Los datos
se tabularon teniendo en cuenta el sitio de provenien-
cia y si se trata de especies históricas/contemporáneas
o extintas/ausentes hoy en la región. El abordaje por
ambientes permite realizar un análisis multitaxón agru-
pando especies con similares tolerancias ecológicas.
El supuesto analítico para utilizar los datos zooarqueo-
lógicos como proxys paleozoológicos se basa en el
uniformitarismo, la noción de que un organismo va a
tener las mismas tolerancias ecológicas en el pasado
que en el presente. Los cambios evolutivos de las espe-
cies pueden relativizar o invalidar esta afirmación. Este
problema puede minimizarse realizando un análisis
multitaxón, agrupando taxones con las mismas tole-
rancias ecológicas, ya que es muy improbable que
todos ellos hayan evolucionado de la misma manera
(para una discusión detallada ver Faith y Lyman, 2019).
De cualquier manera, el marco cronológico de este
estudio particular permite descartar la incidencia de
procesos evolutivos significativos ya que abarca pocos
miles de años.
Para evaluar la proximidad de los sitios con los
ambientes se realizó un análisis de correspondencia
con PAST (Hammer, Harper, y Ryan, 2001) entre las
muestras zooarqueológicas (sitios), las especies
identificadas y los ambientes representados por los
taxones presentes (Lyman y Faith, 2019).
RESULTADOS
Se obtuvieron datos faunísticos de los cuatro sitios
arqueológicos excavados en India Muerta hasta el
momento: Los Ajos (LA), Puntas de San Luis (PSL), La
Viuda (LV) e Isla de los Talitas (IT) (Fig. 1 y 3, Tabla 1).
La información proviene de artículos de revistas (Ló-
pez Mazz et al., 2022; Alonso y Moreno, 2023; Cancela
et al., 2024), de una tesis doctoral (Iriarte, 2003) y de un
trabajo presentado en congreso (Tambusso, Moreno,
González y Vezzosi, 2024). En todos los casos se trata
de conjuntos zooarqueológicos recuperados en cerri-
tos. La profundidad y el detalle de los resultados es
variable, incluyendo análisis completos (Iriarte, 2003;
Alonso y Moreno, 2023; Tambusso et al., 2024) y otros
con resultados preliminares (López Mazz et al., 2022;
Cancela et al., 2024). Los datos tafonómicos también
son variables, en el caso de PSL y LV se brinda infor-
mación sobre acción de animales, vegetales y meteori-
zación, así como sobre la acumulación postdeposicio-
nal de restos (López Mazz et al., 2022; Alonso y More-
no, 2023), en el caso de IT los resultados son prelimi-
nares y no se reportan datos de este tipo, en LA, por
último, el análisis zooarqueológico se centró en la
determinación taxonómica y anatómica y no hay estu-
dios distribucionales o de modificaciones.
En todos los sitios se produjeron y publicaron datos
cronológicos, principalmente fechados radiocarbóni-
cos, aunque en el caso de PSL hay disponibles tam-
bién dataciones por TL y OSL. Se incluyeron los fecha-
dos radiocarbónicos reportados, las calibraciones son
las que se reportan en las publicaciones y no fueron
calculadas para este trabajo. Los datos cronológicos
sitúan las ocupaciones entre circa 4100 años A.P. y
1700 años A.P. (Tabla 2).
Los Ajos
Los Ajos es un conjunto de montículos emplazado
en una prolongación de la Sierra de Los Ajos que se
proyecta sobre el bañado de India Muerta y cubre
aproximadamente 12 hectáreas. Está formado por
dieciséis montículos, dos elevaciones en forma de
media luna y otras estructuras menores de forma
irregular. Se analizó un conjunto zooarqueológico
recuperado en el cerrito Gamma (Iriarte, 2003), del
cual se obtuvieron dos fechados de circa 4200 años
A.P. y 3500 años A.P. (tabla 2). Se identificaron
especies de pradera (O. bezoarticus, C. apereá, E.
sexcintus, Dasypus sp.), de ambientes anegadizos (M.
coypus, H. hydrochaeris, H. brasilensis) y de monte (S.
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gouazoubira, D. albiventris y L. crassicaudata), (Tabla
1). Además de estas especies, se menciona la
presencia de zorros y reptiles, pero sin determinación
taxonómica.
Puntas de San Luis
PSL es un conjunto de 15 montículos ubicado en la
margen derecha del río San Luis y forma parte de la
localidad arqueológica India Muerta-Paso Barrancas
(Bracco, Montaña, Nadal y Gancio, 2000; Bracco et al.,
2019) (Fig. 1). El material zooarqueológico publicado
se recuperó en el Cerrito II, que alcanza los 4,2 m de
altura y tiene una historia de formación que se extiende
entre el 4100 años A.P. y el 3300 años A.P. (Tabla 2).
Una serie de fechados radiocarbónicos sobre restos
óseos humanos sitúa el uso de este cerrito hasta casi
1600 años A.P. (Tabla 2). El análisis de los restos de
fauna identificó la presencia de animales de pradera
(O. bezoarticus, C. apereá, R. americana, Dasypus sp.
y Eufractus sexcintus), de bañado (B. dichotomus, H.
hydrochaeris y M. coypus) y de monte (L. crassicauda-
ta) (Tabla 1, Fig. 3a). Se menciona también la presen-
cia de cánidos, tortugas, peces y aves sin determinar
(Alonso y Moreno, 2023).
La Viuda
Se ubica próximo al arroyo de India Muerta (Fig. 1),
y está compuesto por tres cerritos, uno de los cuales
mide 7.32 m de altura, siendo el más alto relevado
hasta el momento. Este montículo fue excavado a
través de dos intervenciones, una en la ladera (Exca-
vación I) y otra en la cima del montículo (Excavación II)
(López Mazz et al., 2022). Se han reportado datos
zooarqueológicos de la Excavación I, de donde se
obtuvieron fechados radiocarbónicos que sitúan las
actividades humanas representadas en este material
entre el 3800 y el 3000 años A.P. (Tabla 2). En este
período se identificaron especies de vertebrados
terrestres de pradera (O. bezoarticus, C. apereá, R.
americana, Daypus sp. y Eufractus sexcintus), de baña-
do (M. coypus) y de monte (S. gouazoubira y Lutreolina
crassicaudata) (Tabla 1, Fig. 3b). Se comunica la pre-
sencia tafonómica de parte de los restos de C. apereá.
Además se identificaron restos correspondientes a
carnívoros, tortugas y peces que no fue posible deter-
minar a nivel de especie (López Mazz et al., 2022; Tam-
busso et al., 2024).
Isla de los Talitas
Se trata de un sitio multimonticular formado por 7
cerritos y varios microrelieves, se ubica en el bañado
Rincón de la Paja y ocupa un área de aproximadamen-
te 1,5 hectáreas (Fig. 1). Recientemente se excavó
uno de los cerritos que compone el conjunto, denomi-
7Zooarqueología y paleoambiente en India Muerta (Rocha, Uruguay)
Fig. 3. Restos de fauna recuperados en a) Puntas de San Luis, mandíbula de M. coypus (tomado y modificado de Alonso y
Moreno, 2023); b) La Viuda, frontal de O. bezoarticus (tomado y modificado de López Mazz et al., 2022); c) Isla de los
Talitas, ulna de O. bezoarticus (tomado y modificado de Cancela et al., 2024).
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nado TALQ28. Los fechados ubican la ocupación del
sitio entre 3813 años A.P. y 1818 años A.P. (Tabla 2)
(Cancela et al., 2024). En la excavación del cerrito
TAQ28 se recuperó material zooarqueológico, y su
análisis está en proceso. Los resultados preliminares
muestran la presencia de animales de pradera (O.
bezoarticus, C. apereá y Dasypus sp.), y bañado (B.
dichotomus y M. coypus) (Tabla 1, Fig. 3c), además de
varias especies de peces de agua dulce (Cancela et
al., 2024; Gazzán, com. pers.).
El análisis de correspondencia de las especies
identificadas en los sitios agrupadas según ambiente
en el que habitan separa con claridad la pradera, el
bañado, y el monte (Fig. 4). Además, agrupadas por su
presencia en los sitios, arroja una proximidad relativa
entre los cuatro sitios arqueológicos mayor a la que
separa a los ambientes. Entre ellos el análisis de
correspondencia mostró más proximidad entre LA y LV,
y PSL e IT. En términos ambientales, LA y LV se
aproximan a la pradera, sobre todo LV, mientras que
PSL e IT muestran una composición más equilibrada
entre pradera y bañado. Se destaca que ningún sitio se
agrupa con el monte, por lo que el uso de recursos de
este ambiente sería marginal.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Las excavaciones arqueológicas de cerritos en la
región de India Muerta han permitido recuperar restos
de fauna correspondientes al Holoceno medio y tardío,
un período poco representado en la literatura paleonto-
lógica de vertebrados de nuestro país. En este sentido,
estos conjuntos faunísticos aportan información que
no se limita únicamente a la subsistencia y modos de
vida de estos grupos humanos, y que se extiende a las
características de los ambientes en que habitaban.
Los cuatro sitios analizados presentan
asociaciones de especies similares que representan
fundamentalmente ambientes de pradera y
anegadizos, aunque la presencia de S. gouazoubira en
dos de los sitios es un indicador de ambientes de
monte o cerrados. Estos datos permiten reconocer que
para el período representado en estos materiales India
Muerta ofrecía recursos de pradera y humedal, lo que
va en línea con las interpretaciones paleoambientales
de que las condiciones de bañado y praderas en esta
región estaban establecidas en torno al 4000 años A.P.
y se mantuvieron durante el Holoceno tardío (Iriarte,
2003).
La pradera está representada en los conjuntos
zooarqueológicos por especies que aún ocupan esta
región, como los armadillos, el apereá, el ñandú y el
venado de campo. El venado de campo está presente
en todos los sitios analizados, y su presencia es habi-
tual en los conjuntos zooarqueológicos del sudeste
uruguayo (Moreno, 2016). Su situación actual en esta
región es bastante crítica, ya que se encuentra repre-
sentado por una única población, ubicada justamente
en Los Ajos, que cuenta con aproximadamente 300
individuos. Si bien fue una especie muy abundante en
tiempos precoloniales, ha sufrido una notoria declina-
ción en los últimos dos siglos asociada con la caza
indiscriminada, la pérdida de hábitat por la sustitución
de pasturas y la expansión de la ganadería (Mannise et
al., 2019). Su presencia en sitios arqueológicos de
India Muerta muestra que para el Holoceno medio-
tardío ya ocupaba esta región.
Los armadillos y el apereá, por su parte, también
están presentes en todos los sitios analizados y, al
igual que el venado, están indicando la existencia de
ambientes de pastizales. Se trata de especies que
habitan esta zona en la actualidad, y no se conoce el
8
MORENO Y ALONSO
Tabla 1. Taxones identificados en los sitios arqueológicos analizados.
Taxón Sitio arqueológico
Taxones históricos/contemporáneos LA PSL LV IT
Venado de campo (Ozotoceros bezoarticus) x x x x
Guazubirá (Subulo gouazoubira) x x
Ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) x x
Carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris) x x
Nutria (Myocastor coypus) x x x x
Rata de agua (Holochilus brasilensis) x
Apereá (Cavia apereá) x x x x
Ñandú (Rhea americana) x x
Mulita (Dasypus sp.) x x x
Peludo (Eufractus sexcintus) x x x
Comadreja mora (Didelphis albiventris) x
Comadreja colorada (Lutreolina crassicaudata) x x x
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impacto en sus poblaciones de los últimos desarrollos
productivos.
El ñandú es la especie de pradera con menor
representación en los sitios analizados, y también
muestra una presencia limitada en otras regiones del
sudeste uruguayo (Moreno, 2018). La baja presencia
de este taxón se ha atribuido a diversas razones, como
la dificultad para su captura, y el transporte y la
preservación diferenciales (Moreno, 2018). Un trabajo
arqueoastronómico reciente asocia al ñandú con el
paisaje celeste, ubicándolo como una especie con un
importante rol simbólico, lo que puede estar
relacionado con su baja presencia arqueológica y su
aparentemente escasa importancia económica
(Gianotti et al., 2023). En conjunto, estas cinco
especies indican que, para el momento en que estos
asentamientos estuvieron ocupados, existieron en
India Muerta ambientes de praderas y pastizales que
fueron explotados por los seres humanos.
En relación con el bañado, la única especie que se
repite en todos los sitios es la nutria. Su presencia ya
ha sido reportada para otros sitios de la región del
sudeste (Moreno, 2021; Alonso y Moreno, 2024) y se
ha señalado que en el sitio PSL su abundancia es
mayor que en otros sitios del Holoceno medio y tardío
(Alonso y Moreno, 2023). La nutria es un animal que
vive en cuerpos de agua dulce, habitual en el sudeste
uruguayo. Posee densidades poblacionales muy
importantes, y una alta tasa de reproducción. Su
registro en los cuatro sitios analizados es un indicador
de la existencia de poblaciones de este roedor en los
humedales y cuerpos de agua de esta región por lo
menos desde el Holoceno medio y tardío.
El ciervo de los pantanos es una especie de ciervo
neotropical de gran tamaño, que ocupa ambientes con
agua permanente. En nuestro país está extinto, y el
9Zooarqueología y paleoambiente en India Muerta (Rocha, Uruguay)
Tabla 2. Fechados radiocarbónicos de los sitios mencionados en el texto.
14
Sitio Material Fecha C Calibración (95%) Código
Los Ajos Carbón 3460 ± 100 3980-3470 Beta-158279
Gamma Carbón 4190 ± 40 4840-4580 Beta-158280
PSL Óseo humano 1360 ± 100 URU 0092
Cerrito II Óseo humano 1390 ± 90 URU 0132
Óseo humano 1470 ± 90 URU 0133
Carbón 3550 ± 60 URU 0097
Carbón 3650 ± 50 URU 0109
Carbón 3280 ± 60 URU 0337
Carbón 3730 ± 110 URU 0098
Carbón 3670 ± 50 URU 0320
Sedimento 3610 ± 60 URU 0341
Carbón 3760 ± 50 URU 0319
Carbón 3800 ± 70 URU 0323
Carbón 3880 ± 60 URU 0318
Carbón 3990 ± 90 URU 0321
Carbón 4100 ± 90 URU 0322
Sedimento 3890 ± 80 URU 0340
La Viuda Carbón 3626 ± 32 3985 - 3726 AA114200
Carbón 3633 ± 43 4077 - 3722 AA114201
Carbón 3765 ± 32 4225 - 3930 AA114202
Isla de los Talitas Sedimento 1818 ± 21 1745-1610 D-AMS 041820
TALQ28 Carbón 2778 ± 23 2900-2760 D-AMS 041821
Carbón 3201 ± 29 3450-3259 D-AMS 041822
Carbón 3379 ± 26 3685-3485 D-AMS 041823
Carbón 3492 ± 27 3831-3638 X36519
Carbón 3470 ± 33 3828-3579 X36518
Carbón 3582 ± 28 3965-3716 X36517
Carbón 3813 ± 26 4287-3990 D-AMS 041819
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último registro para el sudeste es del año 1958 en el
bañado de Los Indios (González, Aristimuño y Moreno,
2024). Se ha identificado en dos de los sitios
analizados, mientras que se encuentra ausente en los
otros dos. Se trata de un animal con un rango ecológico
bien definido, y su presencia es un claro indicador de
zonas pantanosas. Su ausencia en dos de los sitios
analizados puede deberse a diversas causas, desde
que no haya sido efectivamente explotado a que no
haya sido correctamente identificado (Faith y Lyman,
2019).
El carpincho presenta la misma presencia que el
ciervo, identificándose en dos de los cuatro sitios
(Iriarte, 2003; Alonso y Moreno, 2023). Si bien se trata
de un roedor acuático, que ocupa, al igual que la nutria,
cuerpos de agua dulce, su presencia se extiende
también a zonas de borde de humedal, pudiendo ser
visto en praderas inundables o incluso montes
ribereños. A nivel macroregional, el carpincho tiene
una escasa presencia en el registro arqueológico
(Moreno, 2016). Un estudio filogenético reciente
propone que la expansión del límite sur del carpincho
posterior al Pleistoceno puede haberse extendido
hasta el Holoceno medio y tardío, entre 7000 y 4000
años A.P. (González-Barboza et al., 2024). En este
escenario, puede ser que las poblaciones de carpincho
de India Muerta aún no fueran numerosas en la
ventana cronológica abordada en este trabajo. La
última especie reportada para ecosistemas de bañado
es la rata de agua, que únicamente se ha identificado
en Los Ajos. En este sentido, su presencia en un único
sitio puede deberse a un aprovechamiento puntual,
una subidentificación durante el análisis
zooarqueológico, o incluso a cuestiones tafonómicas.
Al igual que lo que sucede en la pradera, estas
especies tomadas en conjunto refuerzan la propuesta
medioambiental de que hace 4000 años A.P. estaban
en funcionamiento los humedales en India Muerta.
El monte es el ecosistema menos representado en
los conjuntos abordados. De las 3 especies
representantes de monte, dos de ellas, la comadreja
mora y la colorada, aunque arborícolas, viven tanto en
el monte como en praderas y humedales. El guazubirá
es la única especie claramente asociada a ambientes
cerrados, y se identificó en Los Ajos y La Viuda (Iriarte,
2003; Tambusso et al., 2024). Sin embargo, su
presencia en los sitios arqueológicos del sudeste se
encuentra bajo discusión debido a problemas en su
determinación asociados a la similitud morfológica y de
tamaño con el venado de campo (Moreno et al., 2016;
Tambusso et al., 2024). El problema del guazubirá
ilustra por qué las ausencias taxonómicas no deben
interpretarse en forma directa como indicadores
ambientales. La escasez relativa de especies de
monte se puede interpretar como indicadora de que las
sociedades precolombinas de India Muerta no
explotaron los animales de este ecosistema, o que el
mismo aún no estaba presente, o tenía menos
desarrollo, en el período de ocupación que
representan estos sitios. Además, no pueden
descartarse problemas de subidentificación o de
preservación diferencial que generen muestras
sesgadas.
El análisis de correspondencia muestra que los
sitios arqueológicos tienden a aproximarse entre sí,
indicando que desde los mismos se explotaron
asociaciones taxonómicas similares. Considerando
los ambientes representados por las especies
10
MORENO Y ALONSO
Fig. 4. Análisis de correspondencia de los sitios (triángulos rojos), ambientes (círculos negros) y taxones (círculos azules).
Bol. Soc. Zool. Uruguay (2ª época). 2025. ISSN 2393-6940Vol. 34 (1): e34.1.7
identificadas, los sitios muestran diferencias en
relación al ambiente de preferencia. En el caso de LV,
se asocia a la pradera debido a la presencia de venado
de campo, armadillos, apereá y ñandú, y la baja
presencia de ambientes de humedal, únicamente
nutria. Tanto IT como PSL se mantienen próximos a la
pradera (venado de campo, armadillos, apereá), pero
mostrando mayor asociación relativa con el bañado
(nutria, carpincho, ciervo de los pantanos). Si bien este
análisis muestra cierta asociación sitio-ambiente
explotado, debe tenerse en cuenta que los sitios están
emplazados a distancias menores a 10 km de todos los
ambientes considerados. Por otro lado, el desequilibrio
en la información tafonómica limita la posibilidad de
inferencias sobre el origen y preservación de los
restos.
Este trabajo realizó una primera aproximación al
uso del dato zooarqueológico como evidencia
paleozoológica y ambiental en nuestro país. El análisis
comparado de estos sitios a escala micro-regional
permitió reconocer la presencia recurrente de
especies de pradera y bañado, los ambientes más
extensos de la región de India Muerta, para el
Holoceno tardío.
La zooarqueología regional permitió identificar
algunos de los vertebrados que habitaron esta zona en
el Holoceno medio-taro y, asociados a sus
tolerancias ecológicas, qué ambientes estaban en
funcionamiento en ese momento. Este análisis
también aporta al conocimiento de las dinámicas
históricas de las especies, reconociendo sus
distribuciones previas a las grandes transformaciones
territoriales, productivas, y paisajísticas que
introducen la ganadería y la agricultura (ej. ciervo de
los pantanos), lo que a su vez puede tener implicancias
para las políticas de conservación y manejo.
El abordaje de presencia de especies muestra
algunas limitantes que tienen que ver con las
abundancias taxonómicas y su importancia relativa (en
los conjuntos y los ambientes) (Lyman y Faith, 2019).
Realizar el análisis considerando los datos
cuantitativos mejoraría el alcance de la información y el
tipo de inferencias que se pueden extraer de la misma.
Ambos enfoques poseen ventajas y desventajas, pero
resultan complementarios. Los análisis de presencias
taxonómicas son inmunes a los procesos tafonómicos
que pueden alterar las abundancias relativas, pero se
ven afectados por los efectos del tamaño de la
muestra. Al contrario, las abundancias taxonómicas
pueden proporcionar una mayor resolución
paleoambiental, pero pueden verse afectadas por
sesgos tafonómicos. Idealmente, tanto las presencias
como las abundancias deberían proporcionar la misma
señal paleoambiental, si no lo hacen se debe investigar
si la discrepancia es un efecto tafonómico o de
muestreo. Futuros análisis de este tema deben
combinar ambas perspectivas (presencia y
abundancia) en escalas micro y macro regionales,
integrando mayor cantidad de sitios arqueológicos,
mayor diversidad de ambientes y un marco
cronológico más extenso y de resolución más fina.
La información zooarqueológica funciona a una
escala de paisaje local, relevando asociaciones
faunísticas que informan sobre el funcionamiento
ecológico y las cadenas tróficas microregionales.
Durante los últimos 30 años se ha construido un corpus
de datos zooarqueológicos para el Holoceno medio y
tardío del sudeste uruguayo que creemos que debería
integrarse a los abordajes paleoambientales clásicos
en tanto brindan información complementaria para
mejorar la resolución de las reconstrucciones.
AGRADECIMIENTOS
A Carolina Rojas-Buffet, Macarena González y
Anita Aisenberg por su invitación a contribuir con este
número especial. A Sebastián Tambusso por su ayuda
en el manejo de PAST. A los, o las, colegas que
evaluaron y mejoraron con sus sugerencias este
trabajo.
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Anita Aisenberg, Macarena González,
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13 Zooarqueología y paleoambiente en India Muerta (Rocha, Uruguay)
Bol. Soc. Zool. Uruguay (2ª época). 2025. ISSN 2393-6940Vol. 34 (1): e34.1.7